jueves, noviembre 25, 2010

Novela Inacabada. Capítulos 6 y 7.



NOTA: Hagamos un repaso rápido de lo acontecido en los cinco primeros capítulos, para que no perdáis ripio con esta nueva entrega. Mi novela inacabada, que empecé a escribir con 14 años (nunca me cansaré de repetirlo, por si acaso), vio la luz bajo el poderoso influjo de
El padrino, trilogía que devoré una tarde del verano olímpico del 92. Bueno, en realidad, bebe más de su novela, que quise leerla antes de ver la película, porque siempre debe de hacerse así. En fin, que interioricé a Puzo en lo posible y me vi invadido por sus grandes conocimientos de la mafia, que se reducían a que comen espaguetis por sus raíces italianas y que hacían de su barrio (el que dominasen) un sayo, comprando a policías y jueces. Decidí dar por contrastada esta documentación, remangarme y ponerme manos a la obra, escribiendo mi propio Padrino.

Recordemos que la historia gira alrededor de la familia Grimes (las novelas de Martha Grimes que se anunciaban en las contraportadas de las de Agatha Christie me dieron el apellido), compuesta por Marlon Grimes, el padre (guiño a Marlon Brandon, así me las gastaba yo); Cathy Grimes, la madre (creo recordar que por Catherine Martell, de
Twin Peaks); y los tres hijos, Laura, la pequeña (exacto, por Laura Palmer), Bill, el mediano, y Johnny, el mayor. Un buen día, Marlon recibe una mala noticia: su compañero de trajines, Harry Koontz (no me atreví a llamarlo Dean R.) ha sido asesinado. Se ve que tanto Marlon como Harry, pertenecientes a la oficina General del Estado Mayor, se traían entre manos un caso sucio de corrupción, por lo que se entiende que Harry ha sido asesinado por ello (En la frente había un pequeño riachuelo de sangre con un enorme agujero que había sido la entrada de la bala. En la pared había restos de cráneo junto a un gran charco de sangre. Los ojos estaban abiertos). Marlon constata que unos importantes archivos, que estaban en posesión de Harry, han sido robados, pero astuto él, en su casa tiene una copia de estos informes tan importantes. ¡Oh Dios mío!, pero ¿estás loco? ¡Nos matarán!, le grita Cathy, una vez enterada de todo.

En éstas estamos, amigos, ante una tensa historia familiar en la que Laura aparece como la más pequeña de los tres hermanos, contaba con 18 años. Era divina. Sus ojos verdes eran lo que más resaltaba en su rostro, tenía la nariz mejor proporcionada de la familia y sus labios eran gruesos y sonrosados. Seguidores nunca le faltaron pero ella buscaba la perfección. Recordemos que Boris Izaguirre no había entrado aún en nuestras vidas y definir como divina a Laura no tiene por qué significar nada ¿estamos?. En esta historia tan masculina que me marqué, Bill era mi amor no confeso, espejo de quien representó mi primer flechazo en la realidad. Bill era una de aquellas personas que buen rostro no tenía pero que siempre caía bien a las personas por su personalidad. A Bill no le gustaba las discotecas (eso lo diferenciaba de su hermana) ni tampoco fumar ni beber. Era un gran lector y siempre escribía narraciones en sus ratos libres. Un día os hablaré de él... Y, por último, Johnny, que quiere irse a Inglaterra a trabajar...

Bien marcadas las intenciones, definidos sus personajes y alimentada cualquier expectativa, el quinto capítulo termina con una llamada de teléfono...


Fue Marlon quien cogió el auricular.

- ¿Sí?

- ¿Marlon Grimes?

- El mismo. - Y el hombre que estaba al otro lado de la línea colgó.


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Capítulo 6



Marlon dormía profundamente aquella noche. Toda la casa estaba inmersa en un profundo sueño. La oscuridad reinaba en las habitaciones y se podía escuchar el silencio que allí había. Tanto Laura como Bill y Johnny dormían en sus aposentos. Hacía poco que Laura había llegado de la discoteca y en el momento que se introdujo en la cama se le cerraron los ojos recibiendo a su vez el impacto del sueño. Cathy era la única persona que pasaba miedo aquella noche, pero aún así dormía. Fue aquel sueño que le provocaba ese estado de tensión, ese estado de terror y de nerviosismo. Nunca había tenido una noche tan agria. Nunca. Mientras duraba el sueño, el sudor no cesaba de bajar por su pálida cara. Aquella pesadilla era una de esas que no acaban hasta que no llegara su fin. Cathy se retorcía en su cama como un pescado acabado de sacar del agua. Cathy respiraba como una locomotora y tenía entre los brazos una de las dos almohadas que utilizaba para apoyar la cabeza. Fue a media noche cuando Cathy se despertó. Tenía lágrimas en los ojos y estaba blanca como el papel. El pelo lo tenía enganchado en la frente y estuvo a punto de caerse al suelo. Era evidente que Cathy tenía un mal presentimiento. Sabía que algo muy malo iba a pasar en esa casa si no conseguía deshacerse de esos informes lo antes posible. ¿Quemarlos sería la solución? Pero no tenía que olvidar que la vida del presidente estaba en juego, que una vida estaba en peligro. Pero aún pensando en esto, Cathy tenía un mal presentimiento.


Fin del capítulo 6.




Capítulo 7


A la mañana siguiente todos se levantaron más o menos al mismo tiempo. Cuando Marlon se levantó escuchó cómo su mujer se estaba duchando en el lavabo que había en su habitación. Cogió el despertador y miró la hora.

- Cathy ¿por qué nos levantamos tan temprano los domingos?

Cathy abrió las puerta del lavabo con el albornoz puesto de cualquier manera.

- No me gusta la gente dormilona - y volvió a cerrar la puerta.

- Estupendo - dijo Marlon en un susurro.

Diez minutos después todos estaban reunidos en la cocina para desayunar, excepto Laura, que aún se estaba duchando.

- Papá, mamá - comenzó diciendo Bill - esta noche vendrá un amigo a cenar a casa. ¿Os importa?

- En absoluto, cariño. Y ¿quién es?

- No lo conocéis.

- ¿Y es buena persona?

- Sí, bueno... no sé. Nos conocimos ayer cuando salí a dar una vuelta antes de comer.

- ¡Pero cómo! ¿Lo conociste ayer y ya al día siguiente le invitas a cenar?

- Sí, mamá. Ya verás como te caerá bien. Viene de familia italiana. De Sicilia.

- Últimamente vienen muchos extranjeros a EEUU.

- Sí, tienes razón mamá - prosiguió Bill - ¿Sabías que los mafiosos provienen de Sicilia también?

Cathy palideció de repente.

- ¿Así que tu amigo proviene de Sicilia, como la mafia? - dijo Cathy mirando a Marlon.

- No, él no. Su familia.

- Y dices que lo conociste ayer ¿no?

- Así es.

Poco después Johnny y Bill subieron a sus habitaciones.

- Marlon ¿has escuchado eso?

- Sí ¿y qué?

- Cómo que ¿y qué?

- Cathy, no empieces.

- Marlon ¿No te das cuenta? ¡Ellos lo saben!

- Nadie lo sabe.

- Pero hay muchas coincidencias. Mira, su familia proviene de Sicilia, como la Mafia...

- Lo sé, lo sé.

- ... ¡y Billy y ese amigo se conocieron un día después de la muerte de Harry!

- Cathy, no te precipites. Hay que mirar las cosas con lógica. Nadie puede saber que nosotros tenemos esos informes. ¡Es imposible!

- ¡Pero ellos son muy listos, nos matarán!

- ¡Grita más fuerte que creo que la última casa de esta calle no nos oyen!

- Marlon ¡Déjate de bromas!

- No te tendría que haber dicho lo del asesinato.

- ¡Imbécil!

En un ataque de ira, Marlon se levantó y empujó a su mujer contra la pared. Enseguida Marlon se disculpó.

Cuando Cathy vio que su marido se le acercaba para pedirle perdón, cogió el cuchillo de carne que estaba a su lado.

- No te acerques.

- Lo siento mucho, Cathy. No soporto que nadie me insulte.

- ¿Qué pasa? - dijo Laura al entrar en la cocina.

- Sube a tu habitación.

Laura nunca había visto a sus padres pelearse de esa forma, y enseguida que pudo corrió al piso de arriba para avisar a Johnny.

- Bien, ya has conseguido lo que querías, ¿no? - apuntó Marlon.

- tú y tu maldito trabajo lo habéis provocado.

Johnny entró en ese momento en la cocina. Con un tono suave le dijo a su madre:

- Por favor, deja el cuchillo donde estaba - y Cathy le obedeció.

Seguidamente fue Cathy quien rompió a llorar y subió corriendo a su habitación.

- ¿Qué ha pasado?

- Johnny, acompáñame a mi despacho que te lo explicaré todo.

Y fue la primera vez que Marlon habló con uno de sus hijos sobre el trabajo.



Fin del capítulo 7.







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