domingo, abril 16, 2006

3 Mujeres


La otra noche estuve viendo una película llamada 3 Mujeres, de Robert Altman, que es el director que tiene el mérito de reunir en su filmografía el mayor índice de mediocridades y, a la vez, películas que están muy bien. Esta película en cuestión es de esas que cuando termina, siento la necesidad irrefrenable de obligar a verla a quienes seguro sé que la disfrutarían de igual o mayor modo que como acababa de hacerlo yo. Me encantó, me maravilló, me fascinó. Pero debo reconocer que gran parte de que la película me haya gustado tanto se debe a mi adoración por Sissy Spacek, de quien siempre digo que sería una de las seis mujeres de las que me enamoraría. Eso sí, procuraría muy mucho no hacerla enfadar, visto lo visto.






Y es que 3 Mujeres es de 1977, esto es, un año después de Carrie. Por entonces Sissy Spacek era la gran sensación que tenía revolucionada a la industria hollywoodiense después de haber hecho llorar y aterrorizar a medio mundo tras su papel de Carrie, que todos recordamos y lloramos igualmente treinta años después. Carrie White y Cal Trask (James Dean en Al Este del Edén) marcaron por igual mi infancia y consiguieron que el niño que era yo levantara el puño al cielo pactando con noséquién mi compromiso firme de estar siempre junto a los desvalidos y procurarles mi amor infinito. Claro, después me ponía a ver Alf y todo aquél compromiso se convertía en agua de borrajas. Pero aún así, Carrie debió agrietar algo en mí y de aquella brecha brotaba de vez en cuando el recuerdo del pacto empuñado, y durante unos días, o, mejor dicho, durante lo que quedaba del día, era mejor persona. Y desde entonces, siempre que me reencuentro con Sissy en alguna película, siento retorcerse en mí esa misma sensación de cariño que hace que me entren ganas de irme a una granja y concentrar a todas las Carrie White del mundo para salvaguardarlas de esta sociedad tan mala.

Bueno, que me lío. La cosa es que el señor Altman un buen día vio Carrie, y desde su madurez pensó “Esta chiquita hace muy bien el papel de compungida” (mientras yo la lloraba con todo mi dolor). La llamó y le debió decir “Sissy, tengo un papel donde tienes que estar al principio como con dolor de tripa, luego vengativa, y habrá alguna escena con sangre”. Sissy aceptó visto los buenos resultados de Carrie y así nació 3 Mujeres.

Pero no se engañen ustedes, 3 Mujeres no es una película de terror, aunque al final te deja un regusto que no te deja conciliar el sueño, pues andas pensando en la peli e intentando unir cabos. Sí, es de esas películas interpretativas que hacen las delicias de los chupis y que ya entonces debió causar trastorno, admiración y algún comentario tipo “Wuuuuaaaauuuuuuu, Robert Altman es lo más”, queriendo decir que no se habían enterado de nada. Porque termina la película y uno se queda con la sensación de no pisparse de nada con los diez minutos finales, pero claro, como aprendimos bien la lección con Mulholland Drive, se puede sobrellevar con cierta resignación sin acomplejarse. Sin embargo Weldon, al terminar la película, dio un bote cagándose en Lynch y yo le pregunté que si él había entendido algo. “¡Es lo mismo! ¡Es el mismo juego que Carretera Perdida y Mulholland Drive!” Fue decir eso y entender la peli. “Ah coño, si eso es falso y esto real... es que esto es así y eso asá...” Y mientras yo iba uniendo las piezas del puzzle, Weldon se frotaba las manos pensando que ahora tiene un arma infalible para humillar a los fans de Lynch.

Pero no quiero seguir diciendo más, que creo que ya he dicho demasiado. Es mi recomendación de hoy. 3 Mujeres. Con Sissy Spacek.