lunes, julio 13, 2009

All about Gremlins


Atención: esta entrada puede causar un shock traumático a aquéllos que no superaron los ochenta y sitúan a ET como una de las cinco mejores películas de la historia; que creen que Los Goonies es mejor que Spy Kids 3-D; que aún a día de hoy sacan el polvo a los VHS de El secreto de la Pirámide y Poltergeist; en definitiva, a aquéllos cuya Santa Trinidad la constituye Joe Dante, Chris Columbus y Steven Spielberg. No diré qué opinión me merecen los que, en la hipótesis de no haber nacido ninguno de ellos, su vida (en su modo, espíritu, forma y fondo) habría sido totalmente distinta, puesto que, a falta de unos, se habrían servido de otros y hoy en día no tendrían un Mr Potato Indiana Jones, sino el peluche de un buzo. Pero yo mismo grito también "¡benditos sean!", la Santa Trinidad digo, porque debo reconocer que mi amor por las bandas sonoras nace en gran parte de la música que se componía al cine que creaban. Pero los bendigo por eso ¿eh?. Sólo por eso.

¿Y qué pretendo decir yo, desde aquí, este mi humilde blog, cuya cabecera viene presidida por Martirio (¡smuaks!), sobre Joe Dante, Chris Columbus y Steven Spielberg? Pues MUCHO, porque POCO o más bien nada hay escrito sobre la verdadera razón que, a mi juicio, subyace en el éxito, merecido (aquí sí) de GREMLINS; sin duda, la mejor película de este sagrado cine ochentero. ¿Por qué?... Porque, queridos amigos, ¿sabéis quién es el verdadero creador de Los Gremlins? Isaías decía: "Ante mí se doblará toda rodilla"... Pues no, que me lleven a los infiernos, pero no es Isaías merecedor de ello, sino ÉL, el único ante quien debemos arrodillarnos ¿Steven Spielberg? POR FAVOR, no me seáis prosaicos. A quien debemos agradecer no sólo la existencia de Los Gremlins, sino el ser más libres e inteligentes, incluso el mismo aire que respiramos, es a ROALD DAHL (se ruega aplausos, ovaciones y hasta los más sangrientos sacrificios).

Roald Dahl, ese ser que nos enseñó a leer (ni más ni menos), escribió:

"A principios de aquel período también probé a escribir una historia para niños. Se titulaba The Gremlins (duendecillos) y creo que fue la primera vez que se utilizaba dicha palabra. En mi historia los gremlins eran unos hombrecillos que vivían en los cazas y bombarderos de la RAF y eran ellos, no el enemigo, los responsables de todos los balazos, motores incendiados y derribos que sucedían durante los combates. Los Gremlins tenían unas esposas llamadas Fifinellas e hijos llamados Widgets y, aunque la historia en sí dejaba ver claramente que era la obra de un escritor sin experiencia, fue adquirida por Walt Disney, que decidió transformarla en una película de dibujos animados de larga duración. Pero primero fue publicada en Cosmopolitan Magazine con las ilustraciones en color de Disney (diciembre de 1942) y a partir de aquel momento la noticia de los Gremlins se extendió rápidamente por toda la RAF y las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, de modo que los hombrecillos en cuestión se convirtieron en una especie de leyenda."




Bueno ¿y qué coño quieres decir con esto?, pensará el admirador de Spielberg mientras bebe CocaCola a la vez que acaricia su Mr Potato. ¡Que se haya cogido el nombre de Gremlins no quiere decir nada! ¡De hecho, los duendecillos con esposas e hijos nada tienen que ver con Gizmo! ¡JAJAJA, NO HAS DEMOSTRADO UNA MIERDA! ¡GRANDE SPIELBERG!

Paciencia, querido amante del cine, no te dejes llevar por la emoción de un buen ataque, cuando se puede convertir en la peor defensa; tranquilo y mírate bien Gremlins, disfrútala como se merece, pero tampoco desatiendas el subtexto, sobre todo cuando la Santa Trinidad pasa a un segundo plano y asoma humilde algún otro al que se pretende dar un pequeño homenaje o, más bien, copiar. Y digo copiar porque en ningún sitio está acreditado esa descarada apropiación del término Gremlins, y no sólo eso, sino de su espíritu gamberro, terrorífico e infantil. Y vuelvo a decir que sí, que Dahl está en la inspiración de los supuestos creadores de la película cuando la evidencia resplandece con luz propia en boca de un personaje de la peli. Como siempre, el borrachín del pueblo trae la verdad, como casi siempre viene siendo desde que la narrativa existe; ese sujeto marginal a quien todos dan de lado y que en realidad es conocedor del bien y del mal (hola querido Lovecraft). Pues bien, en el caso que nos toca hoy, el borracho sabio es un buen vecino que tiene su minuto de gloria cuando entona este discurso alcoholizado:

Gremlins!, ¡diablillos!... Cuidado con los extranjeros, ponen Gremlins en las máquinas. Los mismos Gremlins que derribaron nuestros aviones en La Grande... eso es, La Guerra Mundial, La Grande, La II Guerra Mundial. Sí, nos lo siguen enviando; los ponen en los coches, en los televisores, en los tocadiscos, en las radios que se ponen en el oído... ¡Ah!, ¡hasta en los relojes!."

¿Asombrado, tú, incondicional de Corey Feldman? ¿No merece Roald Dahl ser reconocido en los créditos, aunque sea en letra pequeñiiiiita, pequeñiiiiita? Y es que, en este mundo donde cualquier creación tiene un dueño, aun siendo tan impalpable como es una idea, ¿no cabe repartir merecidamente el pastel? Porque, ojo, que bien mirado, la película realmente poco tiene que ver con la idea original de Dahl pero, y aquí viene la parte que más me gusta y me emociona, y debo reconocer el mérito a la película (que nunca se lo quito): existe una complementación PERFECTA entre las dos ficciones, tanto la de Roald como la de Dante (o Spielberg, o Columbus). Es decir, la Santa Trinidad se ha cuidado bien en beneficiarse de la apasionante idea de crear una película en cuya realidad tiene cabida la existencia de los Gremlins de Roald Dahl. Es más, el título de la película bien puede hacer referencia al "genérico" duendecillos como metáfora Y NO A LOS MONSTRUÍTOS DE LA PELÍCULA en concreto. No sé si me explico, y si me explico ¿cómo te quedas? Que sí, que sí, que jamás Gizmo ni sus hermanos malvados fueron GREMLINS realmente, ya que, si aceptamos esta apasionante posibilidad, los Gremlins reales son "hombrecillos con mujeres llamadas Fifinellas e hijos Widgets". La verdad os digo, si yo fuese como quien sé, me tiraría por el viaducto de la calle Segovia ante tal descalabro de mis cimientos. Señores, ¡que estos son los GREMLINS!:





Y diré más. ¿No hay en el speech que se gasta la prota sobre su traumático pasado en el que relata la macabra muerte de su padre atrapado en la chimenea un CLARÍSIMO homenaje, una vez más, a Roald Dahl y a sus Relatos de lo Inesperado? En fin, que eso, que queso, que además quiso la coña que tanto Dahl como la película Gremlins compartiesen un mismo espíritu, el de llegar a los niños por la perversión. Vean ustedes ¿no es inquietante pensar que una mente como la de Roald Dahl capaz de imaginar las más negras y terribles historias sea además el referente por excelencia de la literatura infantil?, del mismo modo que ¿no es curioso e inquietante que Gremlins tenga una segunda parte burda y ridícula, AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS cuando su precesora no lo es? No sé, tanto en un caso como el otro, veas como lo veas, ahí está el anzuelo, emponzoñado, a la vista de cualquier niño feliz.